Persecuciones inquisitoriales

La edad es mental, pero el cuerpo va acusando los años. El envejecimiento y la muerte han constituido una obsesión para la especie humana. Desde los alquimistas, que ya buscaban la fuente de la eterna juventud, pasando por todo tipo de creencias mágicas, hasta los actuales científicos, se van añadiendo pautas para intentar mantenernos más tiempo sanos, activos y despiertos. El tabaco, la mala alimentación y la falta de ejercicio fueron las más señaladas a lo largo del siglo XX. En la actualidad, algunas corrientes pretenden recuperar interesantes aportaciones perseguidas por la medicina oficial que apuntaban a la influencia de la mente y las emociones en muchas enfermedades humanas. Los libros del doctor Sarno, entre otros, debieran imponerse de lectura obligada en las facultades de medicina. Tan duros de mollera somos que nos dejamos engañar por esas empresas farmacéuticas que no nos cuentan el daño irreversible que hacen algunos medicamentos, además de no curar. El gobierno acaba de aprobar medidas contra lo que denomina pseudoterapias, que en realidad son tratamientos complementarios que llevan siglos, a veces milenios funcionando, como la acupuntura. Y, sin embargo nadie ha puesto en tela de juicio la noticia de que una buena relación social, un entorno cálido y armonioso, unos buenos amigos y una familia nutritiva, aumentan la esperanza de vida tanto o más que no fumar, alimentarse bien y hacer ejercicio. ¿En qué quedamos, cuenta o no el estado mental y emocional en la salud? cuerpo sano en mente sana. El efecto placebo está aceptado científicamente. Nadie tiene derecho a matar la confianza de los enfermos, la energía mental es la base. Que persigan a los charlatanes, no se debe meter a todos en la misma cesta.

diario Palentino, 17 de noviembre de 2018

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