La otra lectura (Sobre el despliegue de los Ángeles Custodios en Palencia)

lasextaMientras los policías de “número” no llegan a fin de mes, sus jefes dispendian caudales en autobombo

             Lo que está pasando durante toda una semana en Palencia es para sentarse a pensar. Los demócratas pensábamos en la policía como ese ángel de la guarda que está oculto detrás para protegernos y mantener la armonía en la sociedad. Pero las cosas están cambiando demasiado, y muy deprisa. Sus nuevos gestores no lo entienden así. Han convertido a la policía  en un instrumento de poder-poder, de ordeno y mando -porque lo digo yo-, para atacar a los ciudadanos que se concentran en las calles manifestando una opinión colectiva que desde arriba no se escucha, para ser desprestigiada cuando cumple su función de desentrañar, identificar y detener a los corruptos amiguetes de los poderosos, para ser burlada en sus reglamentos de méritos, para ser usada como peones en un tablero a capricho de quién mueve ficha.

            El derroche de la semana policial palentina no tiene calificativo que se pueda pronunciar. Los cuerpos uniformados han tomado las calles, da repelús ir al centro. Si lo que se pretende es atemorizar, lo están consiguiendo, es lo más parecido al escenario en una película de nazis. Todo para agasajarse y agasajar al ministro que otorga medallas del mérito policial a las vírgenes mientras coloca sin piedad cristiana hirientes cuchillas que abren las carnes del prójimo.Jorge-Fernandez-Diaz-besa-una-cruz-durante-una-visita-a-Navarra-

            Empezando el curso los titulares se plagan de noticias sobre niños sin libros escolares, familias que no pueden pagar el comedor, estudiantes que abandonan porque se quedaron sin beca y sus padres sin empleo, el consumo desciende, el paro asciende, el dinero lleva una carrera veloz hacia las cuentas suizas de banqueros, financieros y corruptos, debemos toda la economía española de un año al completo y ya hemos entrado en recesión.

 

            Se desplazan helicópteros, vehículos, caballerías, autoridades y sus generosos protocolos, asesores, guardaespaldas y sobachepas, ¡mil cuatrocientos policías!, todo con sus gastos de desplazamiento, alojamiento, manutención, dietas y gratificaciones. ¿De verdad nos lo podemos permitir?

            Las calles son de y para los ciudadanos, TODOS los ciudadanos. La calle es el foro público, lugar de paso, para conversar o hacer sociedad, es el sitio de comercio y el hábitat para vivir. ¿Nos han preguntado a los palentinos si queremos semejante invasión? 

«Diario Palentino, 28/09/2014»

 

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