“Esta versión se cuela como un parásito en nuestras mentes hasta infectarnos la opinión”
El verano y las vacaciones dan mucho juego para encontrar, no solo parajes desconocidos muy cerca de nuestro entorno, sino también lecturas que despiertan nuestra curiosidad mientras debajo de un sauce nos solazamos entregados al ocio merecido de quien tenga la suerte de trabajar durante el resto del año.
Y esto viene a cuento, porque cayó en mis manos un libro de interesantísima lectura que muestra sin tapujos, con lenguaje claro y preciso una teoría que ya circulaba, aunque no tan bien elaborada, por alguna de nuestras mentes e intuición. El gran triunfo del Neoliberalismo es y sigue hasta su consumo final La demonización de la clase obrera, según subtitula su autor Owen Jones su libro “Chavs”, término despectivo que en la Inglaterra de hoy es objeto de burla, chanza y desprecio hacia todas aquellas personas que podrían ser trabajadores pero ahora son desempleados o malpagados.
El capitalismo voraz y despiadado ha conseguido destruir el espíritu de grupo de la clase obrera que era el impulso para luchar por unos derechos siempre en peligro ante la avaricia de bancos, grandes, empresas y corruptos de todo tipo. En el texto se cuentan ejemplos fácilmente comprensibles de cómo, con la colaboración de prensa subyugada, se pueden hacer y deshacer vidas de personas, hechos delictivos que siendo los mismos en un barrio obrero que en una urbanización de lujo, la cobertura mediática ensalza o enfanga su interpretación.
No nos damos cuenta que ésta versión se cuela como un parásito en nuestras mentes hasta infectarnos la opinión y hacernos creer que aquellos que no tienen trabajo son vagos, quieren vivir de la subvenciones proporcionadas por quienes laboriosamente trabajan en las alturas de familias acomodadas o con muchas posibilidades de haber conseguido una formación apta para poder desarrollar una profesión u oficio que les permita acceder a un medio de vida.
Esta teoría emitida subliminalmente y que cala hasta en las clases sociales con menos recursos consigue que se miren mal entre los mismos vecinos de barrio. Es un montaje perfecto para que los estados regidos por conservadores de la vieja guardia, aparquen y justifiquen los problemas sociales, económicos y la inquietante desigualdad creciente sembrando el enfrentamiento dentro de la misma sociedad europea.
«Diario Palentino, 07/09/2014″
Nota: ‘Chav’: En España sus equivalentes más aproximados, aún de definición difusa y no recogidos por la RAE, serían choni, poligonero, cani, nini, pokero y otras caricaturas para desprestigio y menosprecio de la clase obrera.
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