Madina, el otro heredero

176395-944-645“Las prisas nunca fueron buenas para hacer bien las cosas, tal vez de eso se trata”

            Últimamente las abdicaciones y designaciones de herederos están a la orden del día. Entre borbones anduvo la primera entrega y en el pesoismo se guisa la segunda. Moncloa y la Zarzuela consiguieron entretener a la plebe embobada en la anacrónica comitiva regia para distraer al pueblo soberano de la corrupción, los sobres B del PP, la imputación de la infanta, la crisis del PSOE, la pulverización del voto y las vidas miserables de muchos españoles.

Pero las hadas se difuminan al acabarse el cuento y la primera sesión terminó con más de lo mismo: A rey “muerto”, rey puestoDe vuelta a los quehaceres nos encontramos que en el PSOE nadie ha perdido comba. Oscar López da un golpe de mano en Castilla y León. Ante la abdicación de Rubalcaba las facciones, sí las facciones, socialistas se afanan en conseguir los nada menos que 10.000 avales necesarios para que un candidato pueda presentarse a una elección interna en el seno de un partido que a voz en cuello se proclama democrático mientras designa heredero, al que dota del cetro y corona urdidos en el arcón del aparato.

Y es que, la enjundia está en que según quién venza en la carrera de obstáculos los bien aposentados se mantendrán o bien caerán en hilera como fichas de dominó para dejar paso a los correligionarios del nuevo. El tiempo apremia, aquí te pillo-aquí te mato. Los candidatos de novedad no han tenido ocasión para exponer sus propuestas ni acceder a los afiliados, y es que la reflexión serena y el debate sosegado constituyen un peligro incontrolado si se quiere mantener el estatus.

En junio, conseguir los avales. En julio, primarias y congreso extraordinario para ratificar al elegido, sin opción de elegidA, y que designe su ejecutiva. En primavera de 2015 vienen las elecciones municipales y algunas autonómicas con una cúpula interina que deberá someterse de nuevo a un congreso ordinario en 2016 porque lo dicen los estatutos.

Conclusión, el PSOE ha perdido el voto de las mujeres, de los jóvenes, de los desahuciados, de los desempleados, de los embargados y de tantos ciudadanos rendidos al desencanto ante el soliloquio socialista basado en «lo que es bueno para el partido…».

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