En la oquedad

mina de carbón¿Cuántas “cosas oscuras” esconde la industria minera?

            “Murieron seis mineros” y ¿a quién le importa? a sus familias, a sus pueblos, a los compañeros, a los españoles trabajadores de a pie que se nos encoje el corazón con la desgracia humana. De otra manera importa a los propietarios de la mina, la empresa Hullera Vasco Leonesa, hijos, cuñados y descendiente del que fuera Presidente de Gobierno preconstitucional, D. Carlos Arias Navarro. ¿Por qué? Porque se vuelven a abrir latentes interrogantes sobre cómo las empresas mineras dejan de pagar a los mineros para que presionen al gobierno y suelte miles de millones de euros en subvenciones proporcionales a otros tantos miles de toneladas de carbón extraído, esas toneladas que misteriosamente desaparecen de las campas de almacenamiento de las explotaciones a cielo abierto para engrosar los montones obtenidos bajo tierra que reciben mayores ayudas a la explotación.

            La consideración del carbón como sector estratégico nacional oculta tantas oscuridades como la misma bocamina. Los mineros conocen muchos detalles del trampeo de las empresas mineras y de las redes mafiosas tejidas por ellas. El Ministro Soria sabe que de las campas de Uminsa (Vitorino Alonso) han desaparecido misteriosamente este año 200.000 Tm. de carbón propiedad de Hunosa y pagadas con dinero público.

         Sus tentáculos llegan a poner alcaldes afines y quitar los molestos, a manipular las plataformas antidesmontes supuestamente ecologistas, a trabar un recorrido de simpatizantes dentro de las venas de las administraciones que deben velar estas concesiones. Las sospechas sobre los fraudes fiscales son interminables, pero los informes de la inspección pocas veces llegan a su resolución y sanción. Además, es fácil entender su interés en bloquear el desarrollo de las energías alternativas no contaminantes, fotovoltaicas, geotérmicas y aerogeradoras.

            Los multimillonarios Fondos Miner que tenían como destino la reconversión industrial y la creación de empleo alternativo en las zonas mineras se gastó por los alcaldes en ampulosos polideportivos para poblaciones envejecidas, en rehacer fastuosas casas consistoriales y otras “malversaciones”, mientras las autoridades encargadas de su control y vigilancia miraban para otro lado.

            ¿Dónde estaban los ingenieros, capataces, técnicos e inspectores encargados de vigilar la seguridad en Santa Lucía? Sentados confortablemente en sus despachos. Bajar a la mina y pasar un día con los mineros deja en el recuerdo un pavor insuperable, como de estar enterrado en vida. En pleno siglo XXI este tipo de sucesos siempre esconde culpables, que no aparecerán

 Diario Palentino, 03/11/2013

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