Reforzando la violencia machista

machismo ForgesNunca se fue del todo, ahora vuelve alimentada desde el poder

            Las formas culturales de una sociedad no se adquieren de un día para otro con una lección, escuchando una conferencia o leyendo un libro. El modo en que nos comportamos socialmente con los demás, ya sea en familia, en la escuela o en el trabajo, es fruto de todo un cúmulo de imágenes y experiencias vividas desde que nacemos, de ahí la importancia de la educación y la formación en valores humanos desde la más tierna infancia.

            Alarmantes son tantas cosas que sufrimos cada día que ya casi no sabríamos ni poner una puntuación de gravedad del uno al diez. Cuál es peor, ¿que la emprendan contra la salud, o con la formación de ciudadanos que sepan convivir en armonía y diálogo, o que nuestros muchos años de trabajo y aportaciones al común se vean incautados y desfalcados por pésimos administradores de la caja de resistencia colectiva? Con suma paciencia sorteamos a la defensiva cada telediario y nos preguntamos qué nos quieren colar hoy.

            El abnegado propósito de la Derecha de repartir los papeles por sexos no cesa nunca, puede que temporalmente se aletargue bajo enunciados igualitarios tan necesarios para captar votos en fases preelectorales, pero es un virus durmiente en el fondo de la ideología conservadora esperando despertar en las condiciones de poder oportunas.

            La educación por separado entre niños y niñas solo puede tener un objetivo discriminatorio. El dejar caer frases como que el papel de la mujer está en el hogar atendiendo a la familia no es casual, lleva consigo toda una carga explosiva de desigualdades dirigida a un escalafón de mando donde el máximo condecorado es ¡otra vez! el pater familias que todo decide, ordena y exige. “Callai, hijos, callai, que va a hablar vuestro padre” decía una sumisa madre del mundo rural invadida de plena conciencia de su papel secundario.

            Las cifras hablan y la violencia machista avanza en el terreno de la adolescencia, cada vez más temprano las niñas son víctimas del maltrato por sus “novios” y compañeros. ¿Por qué? Porque el entorno está sembrando un neomachismo de última generación reforzado en las escuelas, en la publicidad, en la política, en la empresa, y sobre todo en el ideario subyacente a toda medida legal en contra de las mujeres. 

Diario Palentino, 27/10/2013

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