Ahora somos “gente”

gente-normalSeñores políticos, no nos llamen “gente”, por favor, o solo de vez en cuando.

             Ahora somos “gente”, ya ni ciudadanos, ni pueblo, ni personas, ahora somos “gente”. Según la RAE en su primera acepción gente se refiere a pluralidad de personas, pero en la segunda, y ahí nos duele, “gente” es: “Con respecto a quien manda, conjunto de quienes dependen de él”.

            Bien que en el discurso dirigido a una generalidad se escape o venga alguna vez al caso hablar de la gente, pero dirigirse constantemente a nosotros, a la ciudadanía, como gente, así sin determinar, pone una distancia inmensa entre el que habla y el que oye y/o escucha.

            Para nuestros políticos actuales, esos que se dirigen a nosotros como si fuéramos un rebaño de inútiles culpables de todos los males que les toca torear, al decirnos “gente” se alejan, se distancian como si fuéramos leprosos, contaminantes, incapaces de saber lo que queremos, iletrados, analfabetos y perdidos. Como si se vieran en la necesidad de enseñarnos la m con la a = ma.

            En la “gente” cabe todo, pero no se suele decir -¡Oye, gente!- Preferimos que nos llamen “pueblo”, es más cariñoso, cercano y solidario, nos sentiríamos arropados perteneciendo a una grey concreta. O “administrados”, después de todo los somos, y bastante mal por cierto.

            También nos podrían denominar a la antigua usanza,  “clase obrera” u “obreros”, al fin y al cabo, ahora salvo las castas dirigentes de todos los colores y ámbitos, los demás hemos vuelto a ser todos obreros, obreros en paro, obreros perseguidos por los impuestos que no pagan otros, obreros apaleados, desahuciados, vigilados y sancionados con multas recaudatorias que no podemos recurrir porque nos cuesta más el collar que el galgo.

            Señores políticos, no nos llamen “gente”, por favor, o solo de vez en cuando. Ya sabemos que en su inconsciente y puede que también en el consciente, estamos muy lejos de comprender su intenso trabajo por arruinar a la industriosa y laboriosa clase media, incluidos los trabajadores que con desvelo han puesto su esfuerzo personal para que todo funcionara como lo estaba haciendo antes de que el sistema cayera en manos de los bancos por debilidades sucesivas de quienes elegíamos para que nos gobernaran bien.

            Ahora nos hemos convertido en “gente”, para ellos somos  -esa gente de ahí afuera, ese pauper rebaño que protesta en contra de nuestros privilegios de clase política-,  acordados por unanimidad contra viento y marea y prietas las filas.

            Ya ni tan siquiera se dirigen a nosotros como “electores” porque para unos, elegimos mal y para otros, lo hecho, hecho está. Ni como “españoles”, será por no herir las sensibilidades nacionalistas que también cuentan votos en las urnas. ¡Salud, gente política, la Historia os juzgará!

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