“No comprenden como pueden ser tan malqueridos, con los esfuerzos, desvelos y sacrificios que les supone su profesión de servidores públicos. ¡Como si no supieran como cambiarlo!”
Un acto de fe, es lo que necesitamos para volver a creer en nuestros políticos. Los recientes resultados publicados por el CIS les deja en muy mal lugar, y para estudiar un remedio se reúnen los líderes de los dos grandes partidos PSOE y PP, Rubalcaba y Rajoy, a lamerse las heridas, como tocados por la misma arma, la más poderosa de una democracia, la voz de la ciudadanía.
Pero el encuentro no deja de ser más que un gesto mediático para hacernos creer que tienen muy buenas intenciones y que no comprenden como pueden ser tan malqueridos, con los esfuerzos, desvelos y sacrificios que les supone su profesión de servidores públicos. ¡Como si no supieran como cambiarlo!
El gobierno con sus medidas, esas que nadie entendemos y que nos llevan a un abismo sin retorno, pone especial dedicación en desvalijar nuestros bolsillos, y lo que es peor nuestros derechos más elementales, sin embargo no barren su casa, esa que está llena de pelusas, telarañas y mugre por doquier, saturada de misteriosas empresas públicas, diputaciones provinciales que fagocitan los recursos destinados a los pequeños municipios, inoperantes consejos de administración, cámaras de cuentas, observatorios de cualquier cosa, duplicados y triplicados órganos y organillos institucionales que sirven de cebadero de políticos jubilados, sus parientes, amiguetes y facciones que les mantienen en las ejecutivas de sus partidos y por ende en los comederos respectivos.
Muchos somos los que esperábamos de la oposición socialista propuestas en éste sentido, que el PSOE destapara esta caja de los truenos, esta mascarada, a cambio vemos como los mismos jóvenes de JJSS aspiran a ser como sus mayores, a ocupar sus cargos o a ser sus secretarios personales en cargos de confianza, en eso nada se distinguen de las NNGG. El socialismo requiere una regeneración a fondo del partido.
Lo mismo acaba de suceder con la magistratura, que descontenta con las reformas en Justicia ha llegado a un acuerdo incrementando los días libres y los emolumentos. El astuto Ministro de Justicia les ha puesto un poco de triguillo y a comer de su mano. De la cadena perpetua ya ni hablamos, pelillos a la mar.
Nos recuerda mucho a las negociaciones de convenios colectivos, una vez puesta la plataforma sobre la mesa, entre bastidores se negocia el “bocado del sindicalista” y luego todo va sobre ruedas. Somos humanos, con nuestros defectos y virtudes, antes Dios que todos los santos.
Y con estas mimbres, nuestros políticos quieren que les queramos, a pesar de todo, que no salgamos a protestar ni les recriminemos lo mal que lo hacen, nos quieren ignorantes, rendidos, atemorizados y hambrientos, como un rebaño de ovejas en pasto seco, cabeza gacha y mirando de reojo al perro. «Diario Progresista, 17/10/2012»