Mi Tía Ángela

“Ella no exige a los suyos “duros sacrificios” porque sabe gobernar, sabe administrar y buscar recursos para su prole nacional, como una buena madre de familia”

              Los niños ven a los adultos como si todos fueran Gúlliver, de ahí la facilidad para dejarse dominar cuando se les mira desde arriba. Así nos ocurre en sentido metafórico a los españoles con respecto a la superpoderosa Alemania, porque nosotros no tenemos una tía Ángela grande y potente que nos defienda, y por eso la odiamos, porque pelea por los suyos, y por eso no la queremos, porque es alta, y nos imprime respeto.

La tía Ángela es la Supertía que a todos nos gustaría tener. Algo así como el papá bombero o policía que nos inventábamos de niños para intentar meter miedo a nuestros agresores grandullones.

            En casa de la tía Ángela siempre hay abundancia en la despensa y en la hucha, no hay que preocuparse por la comida de mañana porque la escasez y la carencia no llegarán, en su casa rueda el lujo a toda máquina. Ella no exige a los suyos “duros sacrificios” porque sabe gobernar, sabe administrar y buscar recursos para su prole nacional, como una buena madre de familia.

            Y además valora con mucho lo que nuestros mermados gobernantes desprecian. Quiere a nuestros ingenieros, a nuestros universitarios, a nuestros investigadores, porque es capaz de comprender lo buenos que son, su extraordinaria preparación y su valía e ingenio inagotables. Es consciente de la mina que tenemos en nuestra juventud, y a la vista de que no sabemos aprovecharla, ella sí sabe.

            Siempre supieron los teutones los valores de nuestro trabajo. Cuando en la posguerra mundial necesitaron trabajadores para su recuperación fuimos los españoles, en aquella época, de peones sin formación pero duros en el tajo. Ahora exportamos lo mejor, el cogollito, lo que según nuestra Sra. Ministra nos sobra: “En España sobran investigadores”, el resto de los españoles pensamos que lo que sobran son gobernantes grises pero sin materia gris en el cerebro.

            Me temo que estuve desconcertada leyendo el augurio cuando hace unos años pensé que en poco tiempo todos seríamos chinos o chino-mestizos, ahora creo que lo que seremos en las generaciones venideras será europeo-alemanes pero de segunda o tercera, entraremos en el mundo de los pueblos poderosos por la puerta de atrás, con la categoría de siervos trabajando para los prestamistas, para pagar los intereses de los “rescates” (más que rescates, secuestros) a dónde nos ha llevado el mal hacer de quienes en nuestro nombre no han sabido administrar ni defender nuestra soberanía, seguiremos siendo autónomos pero no  soberanos en nuestro propio territorio.

           Y es que la tía Ángela no nos adoptará, ni tampoco su amigo francés de turno, ni nos va a querer como iguales ni hijos, ni herederos de su imperio, sino sus endeudados servidores, como en las viejas leyes de los prestamistas en las que el deudor se entregaba para pagar el empeño convirtiéndose en sirviente del acreedor, éste a su vez le daba techo y comida y lo iba sumando como débito de modo que su situación de dependencia nunca terminaba.

Los intereses de los intereses de este desastre se acumularán y no vemos la luz al final del túnel. “Mientras viva”, la Tía Merkel nos organizará el trabajo servil mirándonos desde arriba para que no les falte de nada a sus propias criaturas.

“Quien puede pagar, sigue siendo un ser humano libre. Quien no puede hacerlo, pierde todo lo que tiene y con eso su libertad”. Hinkelammert, Franz J.

Periódico CARRIÓN, 2ª quincena de julio de 2012″

 

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