Mujeres y revoluciones

Asistimos a las rebeliones que contra las dictaduras están comenzando a producirse en los países de religión islámica. Túnez inició las protestas, Jordania le siguió y ahora Egipto en casi pie de guerra contra un tozudo dictador que se niega en redondo a replegarse, aunque le cueste derramar mucha sangre de lo que él llama su pueblo que más bien considera su rebaño.

Dicen los predictores demográficos que en el año 2030, es decir dentro de menos de veinte años, más de una cuarta parte (26%) de la población mundial será musulmana, o lo que es lo mismo 2.200 millones de almas. Si tenemos en cuenta que de esas cifras la mitad serán mujeres, concluimos en que habrá 1.100 millones de mujeres sometidas al yugo musulmán.

Quien quiera minimizar el inconmensurable daño moral, físico y mental que las religiones patriarcales y machistas hacen a las mujeres, puede hacerlo con sus avasallantes y poco convincentes argumentos más impuestos por la fuerza que dialogados.

Si todas las religiones de este tipo son dañinas para la condición de las mujeres, brilla por su especial beligerancia, violencia y agresividad  el Islam, tal y como lo entienden actualmente la mayoría de las poblaciones que lo practican. Reza en el El Corán: Consejos a los creyentes: 38/34 “Los hombres están por encima de las mujeres, porque Dios ha favorecido a unos respecto de otros… Las mujeres piadosas son sumisas a las disposiciones de Dios… A aquellas a quienes temáis desobediencia, amonestadlas, confinadlas en su habitaciones, golpeadlas.”

Tres millones de niñas sufrirán la ablación de sus genitales en tan solo este año. Una joven iraquí de 19 años es asesinada por sus familiares por tener el número de teléfono de un desconocido en su móvil. “Una mujer o niña deben pagar con su vida cualquier deshonor y son las únicas responsables de la protección de su virginidad”. En pequeñas poblaciones de Sudáfrica aumentan las violaciones colectivas a mujeres lesbianas bajo la justificación de su rehabilitación, es decir con la idea de “curar” su orientación sexual («Crímenes por odio: el aumento de la violación correctiva en Sudáfrica«, informe elaborado por la organización de ayuda ActionAid).

Shirin Ebadi, primera ciudadana iraquí y la primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel de Paz (2003), asegura que «La democracia en un país va íntimamente unida a los derechos de las mujeres». Sana Ben Achour, presidenta de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas: “Ya no tenemos miedo, ya no hay ese silencio de plomo”. La reina Rania de Jordania es reprobada por las tribus más conservadoras debido a su implicación en la defensa de los derechos de las mujeres. El Observatorio de Mujeres de Siria trabaja desde 2005 una campaña Nacional contra los Crímenes de Honor por los que mueren cientos de sirias cada año. En su Código Penal, asesinar a una mujer conlleva pena de prisión de cinco a siete años, asesinar a un hombre son 15 años.

Si ha llegado el momento de que las poblaciones islámicas reclamen democracia, libertades, la emancipación de la palabra como paso previo a la libertad de expresión, el respeto a los derechos humanos y a leyes justas, es el momento precioso y preciso para que las mujeres islámicas se posicionen. Verdaderamente lo tienen difícil, muy difícil, primero, en la revolución a la vista han de conseguir textos legales que eliminen la discriminación para después, en la revolución silenciosa, cosa que aún no hemos conseguido las españolas por mucho que cacareen algunos, superar los techos de cristal que cada día son más templados transparentes y endurecidos. «Periódico CARRIÓN, 2ª quincena de febrero 2011».

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