Toros y humanismo

El debate sobre la prohibición de la Fiesta Nacional, va ganado terreno y convirtiéndose en tema fácil de conversación, Asturias y Euskadi se suman a la discusión.

Como no se podía esperar cosa distinta en la trayectoria del trineo, Rajoy ya ha aprovechado para politizarlo e incluirlo en ese misterioso programa electoral que va confeccionando a base del principio básico que reza -“De qué se trata que me opongo”- y que adolece de una amnesia total al no recordar que fue su partido quién ya hace años propuso y aprobó la misma prohibición en Canarias.

Pero dejando al margen la propia discusión taurina, incluso la versión politizada del asunto y hasta nuestro lamento por el dolor infringido al toro mientras nos arrojamos voraces sobre el sangrante chuletón pasado por la piedra. El meollo radica en encontrar los sepulcros blanqueados de nuestra nueva forma de vivir opinando y aparentando correctamente el ser democráticos y conmiserados con los animales por encima de todo. Está de moda.

Está moda es ocultar, figurar  y tapar las vergüenzas en una total falta de toda empatía. Lo que gana ahora son los decorados, los discursos que suenan bien y las “palabritas” biensonantes, vengan a o no de acuerdo con lo razonable y necesario. Llevamos camino de una absoluta falta de valores humanos y personales. Nos estamos convirtiendo en seres postizos, embaucadores y snob capaces de repetir como loros argumentos y conductas considerados socialmente adecuados.

Es decir, vemos como una mamá atemorizada mira a su alrededor con aire de culpable confesa por si alguien ve hacer pis a su niño pequeño en la esquina de un parque, mientras unos metros más allá el amo de un perro se pavoneándose por encima del césped mientras la cuidada mascota hace sus necesidades correteando a discreción.

Lloramos más a los toros que a las mujeres torturadas y sacrificadas a manos del terrorismo machista. Clamamos al cielo porque nos prohíben intoxicar con los malos humos del tabaco a nuestro vecinos en lugares públicos pero disculpamos “sotto voce” al clero pederasta porque “los sacerdotes necesitan el cariño de sus feligreses” y “los adolescentes les provocan”.

Y poco a poco vamos imitando tanta sonrisa política o comercial, de buenos modales y mucho ensayo para esconder mentiras compulsivas, puñaladas traperas, fraudes y simulaciones con el único fin de conseguir nuestro interés personal bajo una total y absoluta falta de respeto a la dignidad humana. «Diario Palentino, 01/08/010»

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