Crisis y seguridad ciudadana

A pesar de las voces apocalípticas que solo pretenden obtener beneficios electorales, las cifras cantan y nos dicen que España se puede considerar “uno de los países más seguros de Europa” con una media de 45,8 infracciones penales por cada mil habitantes, muy alejada de la media europea que fue de 69,1. Y así lo perciben los ciudadanos, solo el 8,1% considera la inseguridad ciudadana como principal problema de España mientras que en la UE la media es del 19%.

No cabe duda el peso que tiene en este descenso, una mayor actividad y más dotación de efectivos y medios, pero debemos destacar por encima de todo el valor de las políticas sociales al mantener niveles aceptables de supervivencia para evitar que las familias pasen hambre y necesidades esenciales, eso que muchas personas del buen vivir califican como de “tener morro” al que solicita esos mínimos de subsistencia, sin ver que bastante auto desvalorización supone el tener que acudir a esas fuentes, que son las que precisamente están evitando los atracos, los tirones, los hurtos y la delincuencia de supervivencia.

Vale la pena compartir unos euros presupuestarios con las familias que se han quedado sin trabajo, sin ingresos y en muchos casos con hipotecas. Vale la pena aunque sea mirado de forma egoísta para que podamos circular por las calles con plena seguridad de que nadie nos atracará acuciado bajo un estado de necesidad para poder comer.

Las revueltas populares causadas por el hambre y la necesidad son las más crueles y turbulentas que nos ha mostrado la historia, de eso saben mucho los provocadores golpistas cuando lo primero que articulan es el desabastecimiento alimentario y el corte de suministros a la población. Nada hay que enfurezca ni enerve más a un ser vivo que el riesgo de no sobrevivir a la carencia.

El líder de la derecha incide mucho en la necesidad de aplicar “recortes presupuestarios” al gasto público, pero no acaba de aclarar las partidas que él atajaría de un plumazo, esperemos que no fueran las de gastos sociales.

La mejor política de seguridad ciudadana no consiste en recrecer los efectivos policiales sino en crear circunstancias sociales que no requieran de su actuación para mantener el orden y vivir pacíficamente. Desde ese punto de vista el gobierno socialista lo está haciendo de forma impecable. Las cifras cantan. «Diario Palentino, 9 de mayo de 2010»

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