Pero míralo hasta el final, luego podrás pensar si es creencia, o cultura o religión. El terrorismo de género tiene muchas capas bajo las que se envuelve. La tradición y la religión son las más peligrosas, se adhieren a los cerebros blandos como el cáncer en fase de matástasis.
Lo cierto es que cada año muchos miles de niñas y adolescentes (no se pueden contar, no hay un registro, muchas lo sufren en la clandestinidad*) son brutalmente castradas porque sus hombres, padres, hermanos, compañeros y furturos presuntos maridos así lo exigen. En varios países africanos está a la órden del día, algunas de las que viven en Europa tampoco se libran, sus familias se traen consigo las exigencias de su bárbara ¿cultura?
ATRÉVETE a MÍRARLO, pero MÍRALO HASTA EL FINAL….
*Aministía Internacional estima que «135 millones de ellas han sido mutiladas genitalmente y dos millones más se añaden a esta cifra cada año. Practicada de forma generalizada en más de 28 países africanos y en algunos de Oriente Próximo, la mutilación genital ha comenzado a producirse en comunidades de inmigrantes en países industrializados, Asia y Latinoamérica.
Las mujeres y las niñas sufren de manera desproporcionada la violencia: en la paz y en la guerra, a manos del Estado, de la comunidad y de la familia. Las mujeres sufren violencia por el mero hecho de serlo. Es la violación de derechos humanos más universal, oculta e impune. La violencia en la familia es la primera causa de muerte y de minusvalía para muchas mujeres, por encima del cáncer y los accidentes de tráfico.»
Aún para muchos hombres-políticos, por desgracia, estos son temas tan puntuales como menores, se solidarizan verbalmente llegado el caso y porque es lo correcto pero a la vuelta de la esquina se olvidan, tan acostumbrados a la pose mediática ya son incapaces de empatizar con las situaciones injustas. Por eso no salimos de ningún atiesto.