La lotería del FEIL

Lo que para unos son lágrimas para otros son respiros. La crisis ha servido para que los alcaldes hayan podido descubrir que hay caminos llanos por los que hacer llegar íntegro, sano y salvo, dinero público para financiar las necesidades que los asfixiados ayuntamientos no pueden cubrir, porque entre unas y otras administraciones intermediarias (Autonomías y Diputaciones) se van quedando  con la coima y con la hijuela en el trasiego.

El Plan E consiste en un programa de ayudas extraordinarias arbitrado por el gobierno de Zapatero con un doble objetivo, impulsar importantes proyectos municipales y crear o mantener puestos de trabajo con un mínimo de burocracia y un máximo de agilidad.

El resultado del primer Plan no ha podido resultar más satisfactorio. En el segundo los objetivos se ampliaron y además de obras se podía destinar a gastos de vertiente social, guarderías, etc. Ahora se comenta que el Plan previsible para el fondo del 2010 pueda incluir proyectos en avanzadas tecnologías de la comunicación e información, turismo sostenible, energías renovables, paisajismo y equipamientos de tipo cultural, sanitario o deportivo, entre otros.

Como la oposición no encontró otro escollo de más envergadura se quejó del coste del cartel. Carteles se han puesto siempre porque así está contemplado en la legislación de contratos de las administraciones públicas, y además los paga la empresa ejecutora. Carteles pone el Estado, la Junta y la Diputación, porque ningún político se quiere ir  sin tirarse el pegote del gasto. Carteles obligatorios he conocido yo cuya confección costaba más que la aportación provincial a la actuación que anunciaban. Pero tranquilidad, los carteles ahora son reciclables, se sobrescribe encima, además los diseñadores y pintores también necesitan trabajo.

La cuestión concluye en que hay alcaldes de nuestros queridos pueblos que sueñan con que el FEIL anual (Fondo Estatal de Inversión Local) sobreviva a los tiempos de crisis. El dinero llega entero, los objetivos se ejecutan con agilidad y los ciudadanos ven en muy poco tiempo cumplidas sus expectativas.  ¡Ojala sea un camino sin retorno! «Diario Palentino, 20 de diciembre de 2009»

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