Hoy la política se hace al día, ya no responde a una estrategia planificada a medio y largo plazo. En todos los ámbitos se cambia por remedios improvisados utilizando el “sálvese quien pueda que yo no comparto flotador”, o la versión de aburridora repetición de argumentarios que suenan a ecos vanos. Como se suele decir en castellano: “después de ida la liebre, palos en la madriguera”.
Las medidas para poner remedio a la despoblación en nuestra Comunidad tuvieron que ser preventivas y haber comenzado hace unos veinte años, o bien paliativas y haberse iniciado hace unos quince. Ahora poco remedio hay. Los propios afectados del mundo rural se sotorríen con guasa cuando oyen los discursos polvorientos de políticos sin imaginación que se agarran al Catón y no han conseguido nada más imaginativo para pasar de curso que continuar esgrimiendo una pancarta ya sin tirón.
No nos engañemos. Oigamos la voz de nuestro mundo rural en su mayor parte representado por agricultores, una mayoría solo con la boca pequeña dice que le gustaría que alguno de sus hijos se quedara en la labranza, y no hablemos ya de ganadería. Luego, a la hora de la verdad, al que vale y quiere se le dispara presto a la universidad o a opositar para sacarle del surco. Todos queremos lo que pensamos que es mejor para nuestros hijos.
La batalla contra la despoblación es ya una leyenda urbana de políticos de salón. Las estadísticas sobre las mermas solo llevan a preguntar ¿y qué…? El discurso y la práctica adecuados ahora es conseguir que quienes aún habitan nuestros mini pueblos puedan desarrollar su empresa, tener acceso a una vida cotidiana digna, a servicios de calidad, transportes públicos, asistencia médica apropiada, recogida de basuras diaria y selectiva, atención a mayores y dependientes, posibilidades de sociabilidad, acceso a las comunicaciones telefónicas, informáticas y de televisión, al menos en los niveles considerados normales en las ciudades.
Ahí le duele. Ahí es donde hay que hincar el argumento, pelearlo y conseguirlo. Los lloriqueos son para el moro Boabdil y para los entierros. Lo que procede ahora es atender “bien” a los vivos y mantener apto su entorno vital. Tal vez en esas condiciones alguien vuelva. «Diario Palentino, 2 de noviembre de 2009»
Pues sí, la despoplación es casi un hecho consumado o le queda poco .Naturalmente que ayudar a los que residimos en estos minipueblos es una excelente idea . Pero yo creo que las cosas son como son,nuestra forma de vida actual está pensada y organizada para vivir en las ciudades.Nadie se cree en el mundo si no vive en una ciudad , vivir en un pueblo es como no existir o al menos estar muy lejos de todo. Sin embargo , yo no me preocuparia , hay determinadas cosas en esta vida que son verdaderamente minoritarias, y no todo el mundo tiene acceso a ellas ; como vivir en un pueblo.
Bueno eso de que las medidas para poner freno a la despoblación deberían haberse puesto hace 20 años … Yo creo que bastante antes. Buena parte de los pueblos de la comunidad vienen acusando un desgaste demográfico creciente desde los años 70 y el desastre que presenciamos hoy en día se veia venir. Y para eso no hace falta ser licenciado ni político. Dénse una vuelta por esos pueblos de montaña y no tan de montaña, aquellos que quedaron descolgados de las poblaciones mayores y pregunten que cuántas décadas hace que no nace un niño.
quiero contartar con personas o familias que vivan en pueblos abandonado o que tengas pocos habitantes. somos un matrimonio de sevilla y nos gusta mucho la naturaleza tenemos 47 años y tres hijas espero contactar con algunas personas muchas gracias