Las personas de bien que están seguras de sí mismas, siempre respetan a las demás.
04 Mar 2009
La Ley de Talión y las mujeres
Aunque parezca desproporcionada, las civilizaciones antiguas instauraron la Ley del Talión como una conquista jurídica, para dar una proporcionalidad a la venganza que solía consistir en causar un daño mucho mayor al sufrido. Pero hasta para aplicar la proporcionalidad las mujeres merecen menos.
No deja de sorprendernos gratamente que en un país de confusiones religioso-político-militares donde el respeto por los derechos humanos ofrece un paisaje siniestro, un tribunal condene a un agresor de una mujer a perder un ojo.
Desde luego la ley del ojo por ojo se aplica pero deficientemente. Ella fué quemada con ácido por un compañero de universidad porque no le aceptó como esposo, quedó ciega, calva, parcilamente sorda y totalmente desfigurada. Al agresor lo anestesiarán antes de dejarle caer una gotas de ácido en un ojo para que pierda la visión.
La razón de la merma del castigo se funda en que una mujer vale la mitad que un hombre por tanto, un ojo por dos. Ella está decidida a que se cumpla la sentencia.
Las reacciones lo han sido para todos los gustos. Desde luego ha quedado claro que muchos hombres, incluido el entrevistador de la Ser (Carlas Francino), le han pedido que renuncie y le perdone, porque es muy fácil ser hombre en cualquier latitud y solidarizarse con los otros hombres sin más criterio que ser hombres también aunque se trate de homicidas.
Ameneh Bahrami no debe perdonar a su agresor. Bastante tiene con oír al tribunal pronunciar que su vida vale la mitad que la de su agresor.
Y no debe perdonar porque sería contraproducente desde muchos puntos de vista:
1º.- Para una mayoría de hombres aún reza el criterio de que pedonar es inherente al ser femenino. Primero las maltratan y luego apelan a su perdón. Basta de corazones blandos.
2º.- Porque la condena ha de tener un efecto didáctico, enseñanzar al que no es capaz de delimitar por sí mismo entre lo que se debe o no hacer.
3º.- Si ella perdona quedará en entredicho la justicia y oportunidad de la sentencia dictada por el tribunal y se menoscabará la credibilidad de sus dictados.
4º.- Si ella renuncia muchos interpretes se alzarán leyendo que la mujer admite su culpa y acepta su castigo y que por ser mujer debe perdonar y asumir.
Hay que entender las leyes y los castigos en cada medio y en cada idioma, muchos otros hombres estarán esperando con el frasco de ácido para actuar en caso de que el agresor se libre de la condena.
Ameneh no debe perdonar. Es su deber, se lo debe a sí misma y a todas las mujeres de su pueblo a las que salvará del mismo destino. Ellas y todas se lo agradeceremos.
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