¡Pero qué pasa!

intransigencia

Cazando en la red me encuentro lo siguiente:

«No enseñar moral, afectividad o rechazo a la homofobia

Los opositores a la asignatura de Educación para la Ciudadanía no se rinden, aunque es innegable que les ha hecho mucho daño la sentencia del Tribunal Supremo que niega el derecho a la objeción de conciencia.

«El siguiente es un resumen de dos trabajos: el informe firmado por Benigno Blanco sobre los decretos de la asignatura, y el documento que redactó la CECE cuando el ministerio le presentó los contenidos hace poco más de dos años…

Moral. La educación moral la debe transmitir la familia y, por lo tanto, están en contra de contenidos morales comunes para todos los alumnos. Así, querrían eliminar los siguientes puntos: «Centrándose la Educación ético-cívica en la reflexión ética que comienza con el entorno más próximo para contribuir, a través de los dilemas morales, a la construcción de una conciencia moral cívica». «Identificar y analizar las principales teorías éticas, reconocer los principales conflictos sociales y morales del mundo actual y desarrollar una actitud crítica ante los modelos que se transmiten a través de los medios de comunicación».

Afectividad. «Desarrollar la afectividad en todos los ámbitos de la personalidad y en sus relaciones con los demás». «Conocer y valorar la dimensión humana de la sexualidad en toda su diversidad» [esto no lo recoge Ciudadanía, sino los objetivos de la educación secundaria]. «Reconocimiento de los sentimientos propios y ajenos…».

– Derechos humanos y ética. La idea de Benigno Blanco es que las declaraciones de derechos humanos son «normas jurídicas valiosas», pero no se pueden usar como «un referente ético universal», como dice la asignatura de Ciudadanía. Así querrían quitar epígrafes como éste: «Las teorías éticas. Los derechos humanos como referencia universal para la conducta humana… Evolución, interpretaciones y defensa efectiva de los derechos humanos».

– Intolerancia. Piden eliminar, entre otros, los siguientes contenidos porque algunos de ellos podrían incluir cuestiones en las que no todo el mundo estaría de acuerdo: «Identificación de algunos rasgos de diversidad cultural y religiosa. Sensibilidad y respeto por las costumbres, valores morales y modos de vida distintos al propio». «Rechazo de las actitudes de intolerancia y exclusión». «Valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales, racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos».

– Organismos internacionales. También estaría en cuestión el papel de los organismos internacionales. «Los conflictos en el mundo actual: el papel de los organismos internacionales y de las Fuerzas Armadas de España en misiones internacionales de paz. Derecho internacional humanitario. Acciones individuales y colectivas en favor de la paz».

– Relativismo. Entre el rechazo a los contenidos en los que la sociedad podría no estar de acuerdo, los detractores de la asignatura se quejan de que se plantee lo siguiente: «Ahora bien, estos contenidos no se presentan de modo cerrado y definitivo, porque un elemento sustancial de la educación cívica es la reflexión encaminada a fortalecer la autonomía de alumnos y alumnas para analizar, valorar y decidir desde la confianza en sí mismos, contribuyendo a que construyan un pensamiento y un proyecto de vida propios». Blanco lo interpreta -y se queja de ello-, como la presentación de «la ética como algo cambiante y relativo; a la vez que, coherentemente, presenta los procedimientos formales de la democracia como fuente de valor ético». El País.

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