Sus consignas suponen un decidido ataque contra la integridad de las mujeres

Esta vez el instrumento profiláctico es la última excusa de los sectores más retro de la sociedad española para atacar la libertad de las personas. Frente a todo saber y toda ciencia descargan contra el condón infantiles acusaciones que más que espanto causarían risa si no fuera por la gravedad de las consecuencias que pueden acarrear.
La alarmante extensión del SIDA en el marco de la población mundial debiera ser objeto de reflexión responsable, y la lucha para evitarlo debiera constituirse en objeto de un pacto tácito intangible, por el bien de la humanidad en su conjunto. Para el 2007 el grupo de trabajo integrado por ONUSIDA/OMS da cifras de la epidemia y estima que actualmente superan los treinta y tres millones las personas que viven con el VIH. Solo durante el año 2007 se sumaron dos millones y medio de nuevas infecciones, de los que dos tercios correspondieron a África. En el mismo año más de dos millones de personas fallecieron por su causa.
Quienes no creen ni en la democracia ni en la libertad de las personas suelen aplicar la doble moral del “haz lo que digo pero no lo que hago”, lo que se conoce como la ley del embudo, lo ancho para mi y lo estrecho para ti. La prueba es fácil, no se ven familias de catorce hijos y tampoco es probable que practiquen la abstinencia sistemática y definitiva, a no ser que utilicen servicios extramaritales, luego ¿de qué hablan? Dicen defender la “vida intrauterina” y deciden guerras asesinas para matar a personas ya hechas, con historia, con afectos, con experiencias, con familia, con sentimientos desarrollados y consciencia de vida, seres humanos al completo.
Los poderosos sin escrúpulos, y sus ciegos seguidores, saben muy bien que controlando el cuerpo controlan las mentes y viceversa, lo practican desde hace milenios. Ahora se trata de condenar a los jóvenes a sufrir las consecuencias de contravenir su propia naturaleza, solo que frente al momento de desarrollo humano más convulso, que le hablen a las hormonas de prohibiciones y miedos. Afortunadamente el mundo avanza, y no estamos en Atapuerca debido a la rebeldía y el ímpetu juvenil que no acepta las irracionalidades de sus ancestros.
Con sus mensajes, las asociaciones católicas, además de hacer política directamente contra el Ministerio de Sanidad,  persiguen cualquier conato de libertad porque siempre es más fácil controlar mentes prisioneras de la culpabilidad. Prefieren jóvenes prosélitos, fanáticos y violentos que son presa de sus insatisfacciones, en lucha y trasgresión constante contra su propio ser natural y la auctoritas paterna, que personas maduras sabiendo autogobernarse y dirigir su vida sin tener que sentirse pecadores cuando siguen el curso de lo que la naturaleza les pide. Estos colectivos que se autoproclaman católicos no dudan someter a su propios hijos a tratos alienantes, impidiendo un desarrollo personal normal, y todo para satisfacción del propio ego autoritario y servir, sin darse cuenta, de instrumento y eslabón de una cadena de designios superiores orientados a obtener poder económico, dominio social y redes de control a escala planetaria. A fin de cuentas la Iglesia Católica es la mayor, más poderosa, calculadora y  antigua multinacional conocida. Sin embargo si los hijos de los pregoneros cometen errores y patinan de modo inconveniente, se aparca la moral y se buscan soluciones prácticas, el dinero y las relaciones todo lo arreglan, hasta el honor familiar.
Barré-Sinoussi, premio Nóbel de Medicina alerta de que no hay que bajar la guardia en la protección frente al SIDA. La Organización Mundial de la Salud recomienda informar a los niños, desde los cinco años, sobre la necesidad y utilidad del preservativo para evitar en su adolescencia y juventud entrar en contacto de con el VIH. Y ante el alarmante aumento de embarazos no deseados y de infecciones de transmisión sexual, los sexólogos consideran una irresponsabilidad poner cualquier obstáculo o duda sobre su utilidad.
¿Y las mujeres? Las consignas de estos grupos sociales suponen un claro, directo y decidido ataque contra la integridad física y moral de las mujeres. Mujeres violadas en su propia cama, mujeres contagiadas por maridos disolutos de vida airada de los que no se pueden separar porque su religión se lo prohíbe, además de obligarlas al acto carnal como débito marital. Mujeres secuestradas y forzadas a la prostitución porque hay un millón de varones españoles cada día solicitando sus servicios, entre ellos muchos puritanos de cartel, de ordeno y mando que pagan a las mujeres que les sirven para aliviar los desencuentros con su propia naturaleza. No todos los talibanes están en Afganistán, hay muchos y muy cerca.
Se necesita tener espíritu mojigato, estrechez de miras y falta de riego neuronal para recomendar a los jóvenes abstinencia y  prohibirles el uso del preservativo, o querer fastidiar a los propios hijos que también se da en el gremio fanático, las letras con sangre entran. Luego decimos que entre la juventud hay violencia, no más que la que viven en su casa. «Diario Palentino, 18 de enero de 2008»

*Foto Elisa Docio(2008). Vistoso escaparate de preservativos en Amsterdam.