¡Tas!… Cacerolada en el PP

La militancia y los votantes del PP están desconcertados. Las noticias palentinas han amanecido con el mismo run-run con el se acostaron ayer y antes de ayer. Enrique Martín, pieza fundamental en el maquiavélico juego del «quítate tú que me pongo yo», que le hizo al anterior Presidente de la Diputación palentina, ha dado el campanazo y se ha despachado a placer, como acostumbra, esta vez contra los propios. ¿Porqué se iban a librar?

¡Cuerpo a a tierra, que vienen los míos! que decía Gila. Bochorno, palidez y un motivo más, a los muchos añadidos, para quien pretenda declararse votante del PP. Total para nada, solo de rabia, para descargar la ira, por darse el gustazo de sembrar la discordia y ganar enemigos y críticas.

Celinda ha salido de inmediato con el criterio práctico de las mujeres y le ha dicho, que si la casa está por barrer que se remangue y la barra. Pero Enrique no sabe barrer más que para casa, y su esbirro, ese que llaman en los blog «el naúfrago superviviente», ésta vez no ha conseguido lo que se esperaba de él: avales suficientes.

Ya se sabe, en política, como en todo juego de azar, unas veces se gana y otra se pierde. Pero Martín no ha descubierto la pólvora (fueron los chinos), ni ha contado nada nuevo. El PP está dividido porque lo estaba antes, Martín es solo una voz, tal vez inapropiada y furibunda, pero es el eco de lo que subyace, el trasfondo que si que existe, aunque algunos creen que tapándose los ojos se ha ido la luz.

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