En su espacio PALABRAS EN LIBERTAD (El Almirante Literario), mi amigo Guillermo escribe lo que transcribo, porque al final, todos estamos de acuerdo en que la llegada de un hombre de raza negra a la presidencia de EEUU es un hito en la historia de la humanidad. Aunque al parecer los ciudadanos USA opinaron que mejor un hombre negro que una mujer de cualquier color. Es para pensar.
Nos cuenta Guillermo:
«Obama me ha escrito un email. Hace tiempo que uní a su blog electoral y abrí uno mío dentro del suyo. He opinado cosas con mi modesto inglés, he hablado de los sueños, de la modernidad americana y de la antigüedad de mi país, y, sobre todo, del inmenso deseo que tenía de que ganara las elecciones.Ha ganado por amplia mayoría y me escribe con mi nombre después de hacerlo.
Me dice que se ha hecho historia y que todo se debe a la ilusión que he reportado cada vez que he donado dinero (cosa que, sin embargo, no he hecho) o cada vez que he comentado a la familia, amigos, etcétera, o cuando he escrito un post en el blog.
Estados Unidos, la gran democracia occidental, vuelve a hacer historia, revoluciona el concepto de la política de un solo plumazo después de haber cometido uno de sus errores más graves con la anterior Administración. Ha resultado emotivo ver a Jessy Jackson llorar como una fuente, ver a la gente de color, con ese betún tan suyo, dejar caer lágrimas al tocar el sueño infinito de que, por fin, los derechos civiles recogidos en su Constitución sean algo más que puro papel. Las muertes de Martin Luther King y de Jhon Fitgerald Kennedy han sido de algún modo traídas a este momento histórico para simplemente hacer ver que han servido para algo. La llama permanente de JFK en el cementerio de Arlintong flamea un llanto de alegría, como el mío de esta mañana al observar que un hombre con principios puede alcanzar la cota de poder más alta de la Tierra y sembrar un poco de esperanza. Me he sentido identificado al verle con su mujer y sus dos hijas momentos después de la victoria. Las mías, mis hijas, se han levantado escuchando de mis labios la importancia de lo vivido. ¡Ha ganado el negrito Blanca, el nuestro!, -le he espetado-. ¡Carmen, es un momento histórico!. ¿ Qué es eso papá?. Algo que no ocurre todos los días y que es muy importante para todo el mundo, -le he respondido-. Han visto mi rostro emocionado frente al televisor, sé que no entienden todo lo que ocurre, pero sé que el momento que viven conmigo impregnará sus infantiles conciencias.
En una edad aún infantil de la humanidad hemos tocado un sueño. Nos queda mucho por hacer, pero sentimos que los cambios reales son posibles cuando la gente sueña, cuando todos nosotros soñamos. Un hombre de color al frente del mundo libre era algo inimaginado hace unos meses tan solo. Pero un hombre de color votado por blancos, anunciando la unidad sin rencor, después de tantas injusticias, indica que el ser humano se supera así mismo cuando perdona y decide avanzar. Es grandioso lo que ha pasado, tanto que aún no medimos siquiera las consecuencias de todo esto. Las personas desean que los modos políticos cambien, hay una conciencia humana más allá del juego del poder, se anuncia que, en tiempos de celéricos cambios tecnológicos, la historia se vive en segundos reales y que la gente podemos pulsar con un botón cualquier deseo. Internet, algo tan trascendente como la imprenta del renacimiento, preludia que nuestra intervención en el mundo tiene mayor peso. La política ha cambiado, está cambiando minuto a minuto. La Historia se agolpa sobre nuestra espalda y la sentimos refulgir en estas ocasiones. Esto es lo que, desde el fondo de la red, me ha dicho Obama. El Santo Grial está de nuevo en el centro de la tabla redonda y Arturo, esta vez, es negro.»