“La mujer ha elegido el camino de la revolución silenciosa y pacífica, como le es propio al ser intrínseco femenino.”
Asisto en nombre del periódico CARRION a moderar una mesa de debate sobre Mujer yDiscapacidad, organizada por COCEMFE (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica). Más de un centenar de asistentes permanecen clavados en sus asientos durante horas siguiendo las ponencias del programa que pretende mentalizar e informar sobre las dificultades añadidas de ser mujer y con discapacidad.
La valentía de las mujeres, nunca reconocida pero siempre presente en la civilización humana,se muestra en toda su plenitud en el testimonio de mujeres, en silla de ruedas o implicadas hasta la médula, cuya lucha por la igualdad de derechos de las personas no ceja, a pesar de las contrariedades y los muchos obstáculos que las leyes de igualdad intentan soslayar, aunque la práctica cotidiana boicotea sistemáticamente porque las tradiciones solo se cambian con las revoluciones, y la mujer ha elegido el camino de la revolución silenciosa y pacífica, como lees propio al ser intrínseco femenino.
No en vano se augura que si las mujeres adoptaran las decisiones importantes en el gobierno del mundo las guerras dejarían de existir porque ninguna consentiría que se creara el caldo cultivo para matar a los propios hijos de sus entrañas.
Y mirando al mundo del poder con ojos de estadística que tanta credibilidad tienen, las mujeres ocupan puestos de responsabilidad en virtud de la aplicación de los principios de igualdad, mérito y capacidad, es decir, en las administraciones públicas y por oposición, siempre que no sean cargos de libre designación o haya hombres por el medio con capacidad de selección. En la empresa privada la presencia es casi invisible. Mujeres-madre, como las que parieron a los ejecutivos-macho que seleccionan el personal de altura y de bajura no existen apenas fuera de la oposición pura y dura en el sector público .
Llevo medio siglo peleando por algo que parece tan sencillo de entender y explicar como la igualdad entre los seres humanos, y no soy capaz de comprender el porqué de la cerrazón de tantas mentes obtusas que se niegan a admitirlo, salvo la invisibilidad de los privilegios, el poder que solo se nota a la hora de ejercerlo. Sorprende escuchar algunos comentarios de prensa que hablan del sentir del pueblo americano pronunciándose antes a favor de un hombre “negro” que de una mujer de cualquier color. Y en pleno siglo XXI, fuera del mundo islámico, caso aparte, nos preguntamos, ¿Pero todavía estamos ahí?
Quienes hemos luchado desde la infancia porque ya en nuestras familias veíamos las injusticias de las diferencias de poder y asignación de funciones, no podemos por menos que sentir a ratos cierto desaliento ante la ralentización en el camino real de la igualdad. Vemos como a la hora de la verdad sigue primando en el poder dedecisión las leyes de la jungla, la fuerza bruta, las coacciones, las amenazas,las dentelladas, las presiones mafiosas. Oigo a compañeras-mujeres, de cualquier ideología y condición, como siguen siendo víctimas de la ansiedad y avaricia de poder de sus compañeros-maridos-políticos-socios, que imponen ostentosamente el yugo del poder por sus atributos macho, aunque no lo digan así, aunque no confiesen su prepotencia de ordeno y mando.
Cuando veo aparecer en pantalla un hombre seguro de sí mismo, ampuloso y bien vestido,no puedo por menos que preguntarme ¿Sabe donde se guardan las camisas en suarmario? Si la respuesta es negativa, cojo el mando y cambio. No es independiente, no se vale por sí mismo, mal puede dar consejos a los demás ni tomar acertadas decisiones para los demás si es un ser inútil consigo mismo.
O nos unimos,o nos avanzamos. Muy pocos hombres, inteligentes y conscientes de lo beneficioso que puede ser para la sociedad y las relaciones interpersonales, la efectiva igualdad, son capaces de alinearse en este derecho común. Aún queda, queda mucho… «Periódico CARRIÓN, 2ª quincena 2008»
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