Porque un comentario en público merece una respuesta pública.
Estimado Compañero: Creo que ya era muy tarde y muy de noche, y estabas muy cansado, cuándo desde la presidencia de la mesa de la ponencia Un Proyecto para Castilla y León, se te ocurrió destinarnos con dedo acusador y en alta voz aquella sentencia que sonó a anatema: “En el pecado está la penitencia”.
Siento de verdad, compañero, tener salir a explicarte que aquella Comisión, en la que se trataba de estudiar y votar las enmiendas presentadas a debate en el Congreso del PSCYyL, no era ni tu cátedra ni tu casa, ni los allí presentes éramos pecadores, si no esmerados creyentes socialistas dispuestos a permanecer debatiendo hasta pasada la medianoche, sobre los asuntos que nos han sido encomendados por razón de la delegación que ostentamos.
Si después del animado debate, la votación no dio los resultados por algunos apetecidos, o querías terminar la sesión ya, no es argumento para concluir que el tener que pasar la propuesta al plenario por falta de acuerdo sea un pecado, y tener que defenderla, una penitencia.
Pues, compañero, no quisiera además tener que añadir reflexiones en otra clave porque no es mi interés perjudicarte. Solo a ti corresponde tú examen de conciencia. Las seis mujeres socialistas que cambiamos el voto de parte de la concurrencia evitando que la propuesta debatida saliese adelante de momento, consideramos un deber y un derecho defender nuestro criterio, lo que al parecer a ti te suena a pecado. Y defenderlo en el plenario o en la luna si hace falta, es también para nosotras un deber y un derecho como ciudadanas, como personas y como socialistas, en cuya condición nos encontrábamos, y no una penitencia.
Elisa Docio Herrero, en propio nombre y de algunas personas más.
«El Día de Valladolid, jueves 25 de septiembre de 2008»
«El Norte de Castilla, domingo 5 de octubre de 2008»
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