Nadie hoy, en nuestra madura democracia europea, piensa que el resultado que se obtenga procederá de quince días de campaña electoral acompañada de exhibición publicitaria, globos y golosinas. Todo este montaje festivo, promesas incluidas, está bien para llamar la atención y como prolegómeno de fecha y fiesta tan señalada, fiesta que nos otorga un gran poder, el de decidir el futuro individual y común, nuestras posibilidades personales en el día de mañana, la calidad de los servicios públicos que recibiremos, el bienestar y la atención a los diversos sectores de la población, el progreso, la investigación, nuestras relaciones con el resto del mundo, etc.

Durante estos días y entre la floresta festiva y a veces apabullante, vivimos el momento de las explicaciones, somos testigos del explicar y explicarse de los políticos. Buenos propósitos, algunos sorprendentemente insólitos, contradiciéndose abierta y osadamente con una demostrada trayectoria ideológica. Hemos visto una vez más, suele ocurrir en cada convocatoria electoral, como algunos recalcitrantes siguen en la convicción de que con tan solo palabras plagadas de promesas se consigue la voluntad los votantes, ignorando que a estas alturas de curso y con una ciudadanía madura formada en los derechos ya nadie se emboba en la oratoria y el discurso, los actuales ciudadanos exigimos hechos visibles y tangibles que sustenten las palabras, exigimos la credibilidad y la solvencia de la persona y formación política que las transmite. Aunque nunca estamos libres de la eterna trampa de toda campaña, sea electoral o comercial puramente, que consiste en que valen más las mentiras creíbles que las verdades increíbles.

Por otro lado la mayoría de los votantes ya tenemos formada una opinión fundamentada, con poso, una visión que se ha ido fraguando poco a poco, día a día, casi intuitivamente a base de acumular impresiones cotidianas sobre los aciertos y desaciertos de las decisiones tomadas por nuestros gobernantes en la medida que nos afectan individual o colectivamente, en el presente o para el futuro.

Y como ese futuro está en nuestras manos no podemos declinar la responsabilidad que nos atañe, porque si no vamos a cumplir con el deber ciudadano luego no tendremos derecho moral a reclamar, a protestar y a exigir, facultades que tanto nos gusta ejercitar.

Hoy cada hueco que quede, injustificadamente, sin marcar una cruz en el censo electoral representará a un ciudadano ganado por la desidia, la desgana o el desinterés, un elector que no valora el poder de decisión que le otorga una democracia asentada. Y es que la democracia, como todas las cosas valiosas de este mundo, requiere una permanente protección, una implicación activa, para que nada ni nadie menoscabe lo mas mínimo de sus fundamentos, para que siga funcionando como un engranaje perfecto y bien engrasado, para que su razón de ser interna que somos todos y cada uno pueda seguir manteniéndose frente a los ataques de quienes no creen en ella. Cada grano hace granero, hoy es un buen día para demostrarlo con hechos. Tomemos la palabra que se nos ofrece, somos privilegiados, no todos los habitantes de este planeta tienen esa suerte. «Diario Palentino, 24 de febrero de 2008»

Comentarios:

1 – Creo que la alcaldesa de Baltanás y la concejala de Juventud de Palencia, como cabeceras de lista para el Senado, debieran protagonizar un debate público y televisado en manos de Nati Melendre (Comment this)