Con permiso de mis lectores y sin que sirva de precedente, he recuperado del archivo una colaboración publicada hace muchos años en mi espacio Pliegos de Cordel en el periódico CARRIÓN y que rezaba «daquesta guisa»:
¡ AY, SINESIO SINESIO!
» A veces huroneando entre los viejos papeles se encuentra uno con cosas del demonio. Así le ha pasado a mi amigo Vicente, que entretenido hojeando y ojeando un libro de apergaminadas páginas, más por lo amarillentas que por su calidad, se encontró con un recado que puesto en mis manos se convierte en peligrosa bomba para criticar, y bien sabe Dios que mi afán es solamente narrativo-literario y preguntón.
La Imprenta de Manuel G. Hernandez, sita en la calle Libertad de Madrid, en al año de 1887, edita una publicación en la que se encuentra una longa poesía que Sinesio Delgado dedica a su Palencia natal. Por el contenido de la misma, presuponemos que el abogado del diablo no estuvo lo suficientemente ágil y despierto, cuando se tramitó el expediente demostrativo de los méritos «sinesianos» para que en esta localidad se le dedicara una calle, dejando campo abierto a los proponentes y defensores, o bien la corporación municipal de entonces, con su leal saber y entender acordó que dichas rimas fueran pelillos a la mar en el montante de proezas literario-teatrales-poéticas del homenajeado.
Cito textualmente:
Aquél es mi país. Un lugarejo
pobre, mezquino y viejo
ha sido el cascaron de mi existencia.
Soy, pues de la provincia de Palencia
como podría ser de Marmolejo.
(- Orgulloso él de sus orígenes-)
No puedo transcribirla completa porque el Sr. Director del periódico me echaría, cuando menos una bronca. Pero encarecidamente recomiendo su lectura, pues no tiene desperdicio y es muy cómica en su global contexto. Ya se sabe cómo es esto de extrapolar frases sueltas, da mucho campo para todo, y sino que pregunten a los políticos, a veces se pierden o ganan elecciones con tan solo esta técnica. Seguimos a lo nuestro:
Daría, vive dios, todo lo dable,
por hallar en Palencia algo notable
y poderla rendir algún tributo.
Es reflejo de un pueblo miserable
que trabaja sin fruto,
donde resulta baladí por eso
el afán sacrosanto del progreso.
En la prensa local, firme y valiente;
en las corporaciones
todo el mundo pelea inútilmente
procurando dar vida a sus terrones.
En ese abatimiento que la oprime,
Palencia entera forcejea y gime;
Pero el mal es tan hondo,
que jamás el remedio llega al fondo.
Como buenos cristianos viejos y castellanos igual de viejos, que descendemos todos del herrero que hizo la armadura a Mío Cid o al conde Fernán González, en un librito de autobombo intitulado «Palentinos Ilustres», se puede leer despacio la biografía de Sinesio, vividor inconfesable mantenido por su padre mientras duró el chollo, fue a la sazón, literato, cronista, organizador, poeta, cómico y teatrero. Creó la Sociedad de Autores para defensa de sus intereses. Nació en Támara y paso su vida en Madrid. Para los curiosos que quieran tener mas datos, la bibliografía referenciada. En el fondo parecía un tipo simpático, y listo pues hablando de él ha conseguido comerse mi espacio.»