El modelo del jefe

«Queda patente la diferencia en cuanto al sentido de la responsabilidad y la seriedad en el trato de lo público»

El viejo consejo de «Haz lo que digo pero no lo que hago» suele tener un resultado relativo, tiene poca credibilidad y la mejor prédica se hace con el ejemplo.

Al comienzo de la legislatura el bombazo de los sueldos de los miembros del equipo de gobierno de la Diputación, en manos del Partido Popular, dejó estupefactos a muchos ciudadanos. A los sindicalistas lo primero que se les ocurriría sería pedir al Presidente la impartición de unas lecciones sobre el arte de negociar y conseguir esos suculentos salarios.

¡Con lo que cuesta en los convenios arañar unos euros para enjugar poco más que la subida del precio del pan! En realidad no se sabe si el hecho de cobrar esos importes es insultante o ejemplarizante, es decir, nos llaman tontos o es didáctica salvaje para que aprendamos.

Lo bueno de todo esto es que ya llevan cuatro años largos sableando la malherida hacienda provincial con esas astronómicas retribuciones sin que los superiores del Partido Popular hayan hecho una sola mueca de disgusto o desaprobación. Hace pocos días salía el Sr. Rajoy contando sus ingresos por la actividad política, y la verdad es que el hombre ha quedado desmerecido, porque gana bastante menos que su colega de partido en una sencilla diputación de pequeña, austera y necesitada provincia, no se sabe si es que el líder nacional del Partido Popular tiene menos valía o se lo monta peor, lo cierto es que consiente el desmán.

Además, dicho presidente provincial, no contento con la embestida a los fondos públicos apoquinados por los palentinos, retira la financiación al único adversario político que le queda, con el objetivo de restarle tiempo de dedicación a la tarea de control que la constitución vigente otorga a los partidos de la oposición, como corresponde en una democracia europea del siglo XXI.

Y así de nuevo queda patente la diferencia en cuanto al sentido de la responsabilidad y la seriedad en el trato de lo público, entre la derecha unitarista y autoritaria que predomina hoy y los progresistas. Mientras en la Diputación del PP se elimina de un plumazo al adversario para que caye, en el ayuntamiento gobernado por el PSOE se financia a dos ediles del PP para que puedan ejercer holgada y sobradamente su tarea de control y oposición. Porque si la participación democrática se perjudica lo padeceremos todos, y frente a la barbarie primaria solo cabe la mesura y mantener alto el listón por el respeto institucional de lo público.

Solo una derecha excluyente, a la que no interesa que los cauces democráticos funcionen, puede decidir semejantes medidas coactivas y obstruccionistas del acceso a la participación política de cuarenta y tres mil palentinos que han votado al PSOE en la provincia. También en ésta ocasión los mandamases del PP lo consienten y cobijan sin rechistar.

Para remate, como el ejemplo del jefe siempre es esgrimible, el alcalde de Pedrosa de la Vega, pueblo con menos de trescientos habitantes, ha decidido no ser menos y se auto retribuye con quinientos cincuenta euros por cada pleno que celebre. Teniendo en cuenta que la ley establece como mínimo uno al trimestre, al año serían cuatro, pero como el Alcalde puede convocar tantos como le parezca, pues resulta que en lo que va de legislatura ya lleva uno por mes, es decir un buen sueldito para un alcalde de pueblito. El Presidente del PP palentino ha salido en su defensa. Cierto es que los alcaldes de los pueblos pierden dinero en el ejercicio de su cargo y debieran cobrar al menos indemnizaciones compensatorias, pero la proporción es la medida de lo justo. Podían tener un gesto solidario los exclusivos provinciales y rebajarse un treinta por ciento de sus magníficos sueldos para compensar a los alcaldes de los pueblos pequeños de la provincia. Que se lo ordene el Presidente del PP, si es que tiene algún poder interno.

Por supuesto que todos esos excesos son reprobados en las conversaciones de muchos palentinos conservadores, de la rama demócrata y razonable, quienes sonrojados muestran su disgusto por estas indefendibles conductas. Lo cierto es que el Partido Popular guarda silencio, no se manifiesta, se muestra autista en la materia, y ya se sabe «Quien calla, otorga» y si hablan lo empeoran.

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