«La agricultura modernizada a golpe de actualización europea es hoy una empresa mercantil en toda regla, requiere y moviliza grandes inversiones»
Los sindicatos agrarios elevan el tono de protesta en nombre de los agricultores que ya no aguantan más, y aunque es sobradamente conocida la tradicional fama de llorones que tienen los del sector, ellos lo reconocen también, en ésta ocasión se quejan con mucha razón, porque sus empresas agrarias no pueden aguantar más la embestida de unos setecientos cincuenta millones de topillos socavando el campo y echando a perder los cultivos.
Y es que ahora, con la reconversión agraria, los agricultores castellanos han dejado de ser esos pequeños autónomos del campo que con su trabajo, escasos aperos y exiguas inversiones iban sacando la vida y mirando al cielo que tenía en su poder la mitad o más del resultado de la cosecha. Hoy esa figura diminuta de superviviente rural ya no existe. La agricultura modernizada a golpe de actualización europea es hoy una empresa mercantil en toda regla, requiere y moviliza grandes inversiones, exige costosa maquinaria, mayor superficie de cultivo para que sea rentable la explotación, y los servicios externos de una asesoría jurídico-contable especializada para poder desenvolverse adecuadamente entre los complejos vericuetos burocráticos de adquisiciones, ventas, subvenciones, cotizaciones y financiación. Afortunadamente la boina, el «cuatro latas», el «sello» y la «funda» de pantalón remendada, pertenecen a los tiempos de Paco Fernández Soria, curiosidades para la historia.
El nuevo Presidente, que es el mismo anterior, de nuestra comunidad autónoma parece gozar tremendamente con el efecto mediático de las designaciones de sus colaboradores para el presente mandato, que por cierto incrementa sin recato a costa del dinero de los impuestos que pagamos todos, se regodea en su poder y va soltando semanalmente los nombres de los nuevos miembros de su organigrama para la comenzada legislatura, se supone que así tienen más eco sus decisiones y estira las expectativas y especulaciones sobre quienes serán o no serán los preferidos del maestro.
Pero la mayor patata caliente que se ha encontrado en la parrilla es la actitud combativa del sector agrario, en permanente pie de guerra mediática sus declaraciones son cada día carne de titular. A la dificultad del escollo se añade que el sindicato agrario mayoritario más afín al Partido Popular es quien más protagonismo adquiere en la airada protesta. No hay cuña peor que la del mismo palo.
Patente ha sido la abulia puesta de manifiesto por el anterior Consejero de Agricultura, Sr. Valín y por el también anterior Consejero de Medio Ambiente, Sr. Fernández Carriedo, quiénes ni juntos ni por separado han dado la cara ni han conseguido aminorar en un ápice el problemón, más bien han logrado aumentarlo con el inútil envenenamiento del campo y de la cadena alimentaria natural llegando a sembrar el temor y la inseguridad de la población en general, permitiendo la aparición de la plaga añadida de las moscas negras y ¿el contagio de la turalemia?
A la vista de las proporciones que ha adquirido semejante desaguisado, Juan Vicente Herrera ha reaccionado con mano izquierda y les ha echado a los agricultores a su consejera multiusos que lo mismo vale para un roto que para un descosido, es mediática y da la cara, además teniendo en cuenta que la idiosincrasia del sector es aún de preeminencia masculina, sin duda más de uno se siente desconcertado ante una interlocutora-mujer a lo que no están acostumbrados. El comentario fácil ya comenzó: «es que no distingue las lechugas de las remolachas», yo pregunto: ¿Y los mentados consejeros anteriores si? El factor sorpresa ha sido una baza estratégica que puede dar sus frutos. Mientras algunos lo asimilan correctamente y se les cierra la boquiabierta, por el momento Silvia Clemente les ha reunido y rebajado un poco el nivel de tensión. Simultáneamente y ante las desafortunadas salidas de pata de banco del Delegado Territorial, José María Hernández, parece que haya recibido instrucciones de quitarse de en medio y calmar su ansiedad de multipresencia cotidiana por doquier. Mejor calladito e invisible le habrán aconsejado desde la alturas.
Ni el campo ni el mundo rural han sido nunca objetivo serio para los gobiernos autonómicos del Partido Popular, sistemáticamente sus miras siempre se reducen a los entornos urbanos, léase industriales, culturales, turísticos y gastronómicos, es decir: gozo, dinero y ocio. La agricultura y los pueblos, son en su consideración como las bicicletas, para el verano. «Diario Palentino, 15 de julio de 2007»