«El resultado parece no haber convencido a nadie, ni propios ni ajenos»
El desprestigio de la clase política que pretende conseguir con su estrategia el Partido Popular está teniendo los primeros efectos en sus propias carnes. Su candidatura para las elecciones locales en Palencia es la mejor muestra. En Palencia, como ciudad pequeña que es, no se puede ocultar casi nada, ni tan siquiera de la vida privada y personal de sus habitantes, mucho menos los devaneos políticos que tanto interesan al cotilleo de esquina que hace a dos calles para ver mejor lo que pasa en un más amplio campo visual.
Los comentarios y titulares subsiguientes a la presentación de la, por tanto tiempo secretísima y magnificada, candidatura ha dado calificaciones para todos los gustos, desde el parto de los montes, mucho ruido y pocas nueces, o el contundente «Y parió la abuela» forman parte de la batería de comentarios que cabía esperar después de tan dilatada y caldeada espera.
Pero lo más curioso es que el resultado parece no haber convencido a nadie, ni propios ni ajenos, mejor dicho, tal vez su composición a quien más gusta es al adversario político, lo que debiera ser realmente preocupante para el Partido Popular. Si algo ha quedado sobradamente claro en la ciudad es que dicha formación ha padecido verdaderas dificultades para componer la lista que concurrirá al ayuntamiento de la capital. Unas veces por falta de tino en sus invitaciones a participar y otras por la dificultad que plantea arrebatar la alcaldía al actual alcalde, lo cierto es que las negativas se cuentan por docenas y además han transcendido sin pudor para quien quiera saberlas. Y es que cuando a uno le invitan a una fiesta lo primero que pregunta es ¿Quién va?
Una parte del PP, encabezada aún y con voz pública, ha avisado ya en su colaboración por este mismo medio que estará vigilante a los resultados para exigir lo que corresponda a los responsables actuales del partido. Por otro lado y como parece que actualmente en política el afán de permanencia salta por encima de la conservación de la dignidad personal, resulta que dos de los actuales concejales del consistorio palentino, que son a su vez quienes regentan la Diputación provincial, han tenido que hacer alarde de ignominiosas tragaderas y aceptar resbalar por la lista hasta avanzados puestos de cola con tal de conservar su jugoso sillón provincial, yendo a caer uno al quinto y otro a un escurridizo y cercano a la puerta de salida octavo lugar, claro que parece resultarle mejor eso que volver a sufrir el paseillo de vuelta a su trabajo de origen.
Y como parece que no hubo ciudadanos de la «capi» dispuestos a arriesgarse en esta lid, la candidata ha tenido que ir a pescar a los caladeros de los pueblos, de modo que si en una imaginativa probabilidad ganase las elecciones, los palentinos estarían gobernados por una alcaldesa que es ex de Venta de Baños, un ex teniente alcalde de Osorno, una ex concejala de Torquemada y dos diputados provinciales que tienen los bolsillos de los palentinos como objetivo para rellenar las precarias arcas provinciales. Recuérdese como muestra del botón del Sr. Martín y su presunto «¡¿brillante?¡» encargado de la hacienda provincial, vendieron al ayuntamiento en más de trescientos millones de las entonces pesetas el edificio de la Antigua Prisión Provincial, dinero que se podía haber invertido ya en su adaptación para centro cívico y cultural si estos concejales se hubiesen sentido en su papel de tales para defender los intereses de su ciudad en vez de saquear sus graneros llevándose los recursos a lo vivo. Y aviso a navegantes porque todavía mantienen a ultranza sobre la mesa su pretensión de que se les paguen nada menos que treinta y seis millones de euros por despejar el desafuero que tienen creado en la calle Jardines.
Parece pues, que la candidatura que a bombo y platillo presenta hoy Gallardón, tiene por un lado pretensiones parasitarias, el PP quiere gobernar la capital desde la provincia y obtener los recursos de la primera para abastecer a la arruinada institución provincial. Y por otro, parece una candidatura tipo «troyano», útil para destruir al PP palentino desde dentro porque la presenta el polémico Gallardón y porque desatará a buen seguro revisiones internas.
En cualquier caso la maldición del «otro vendrá que bueno me hará» se ha instalado sin remedio sobre el PP palentino. Rosa Cuesta hizo bueno a Marcelo de Manuel, y Celinda Sánchez hará buena a Rosa Cuesta, mientras los intereses personales de los dirigentes conservadores no dejen paso a los intereses públicos como procede en democracia. Gajes del oficio. «Diario Palentino, 15, de abril de 2007»