Inducción, seducción y abducción son las tres fases consecutivas de la estrategia que están utilizando los ultra conservadores de éste país
Si observamos con detenimiento cualquier informativo de actualidad sea cual sea su formato, escrito, visual, oral o digital, podremos ver la distribución espacial y temporal del contenido de las noticias. Política y deportes se llevan la palma, seguido de cerca por economía, y después otras «cosillas» como cultura, sociedad, tecnología y curiosidades varias.
La cháchara vecinera que practicamos con toda naturalidad en el barrio, en los desplazamientos, en la peluquería o con los compañeros de trabajo ha sido siempre una forma de higiene mental, porque permite comunicarnos sin comprometernos y sin embargo mantener nuestra relación social con un alto grado de superficialidad no contaminante.
Deportes, moda, cotilleos y habladurías suplen cómodamente el tener que contarse o contar sobre los demás. Lo que hicimos, tenemos o en qué estado de ánimo o salud nos encontramos también son temas tan inocuos y manejables como socorridos
En pocas conversaciones de esquina llegan a tratarse temas con atisbos de rigor y seriedad, últimamente cada vez en menor medida. Hasta hace muy poco tiempo pararse a analizar con cierta quietud y reflexión el tema político candente del día era para algunas personas una habitualidad; análisis improvisados, someros, sin excesos ni acaloramiento. Esta o aquella noticia de la mañana radiada o escrita era desmenuzada, dialogada, y contrastada con toda naturalidad por los interlocutores del matutino café diario.
Por desgracia hoy también esta ingenua, improvisada e inofensiva cháchara se va viendo amenaza por los rigores del radicalismo «in extremis». Contaré para muestra una anécdota que me ocurrió recientemente con una, no me atrevo ya a decir «amiga» no sea que la ofenda, diré de momento «conocida» hasta contrastar con ella en persona el grado de nuestra antigua relación. Pues bien, me acerqué a besarla de saludo y al decirme: – ten cuidado tengo gripe-, respondí en tono de broma:- No me importa, mientras no me contagies el conservadurismo-, ¡Para que quieres más! fue como si hubiese quitado de pronto la espoleta de una granada, estalló en airados comentarios diciéndome:- vosotros los socialistas que pactáis con los asesinos…- etc. etc. etc. por supuesto ni qué decir tiene que mi relación con ella no va a cambiar, tal vez no vaya a más, tampoco a menos, después de todo hay personas mas susceptibles de inducción que otras.
De momento ya van consiguiendo hundir a los ciudadanos de a pie en los dos extremos, o en un temeroso silencio o en una enervada crispación. Determinados temas son encasillados en el subconsciente ciudadano con el cartel de incomentables, si se quiere tener la fiesta en paz. Cualquier mera observación o enunciado puede convertirse en una guerra dialéctica abierta y descontrolada llegando en ocasiones a rebasar los propios límites del respeto a la persona del otro interlocutor.
Ese es el mensaje violento de todo aspirante al autoritarismo, convertir masivamente a ciudadanos en perros de presa dispuestos en todo momento a defender, por incomprensibles e irracionales que sean, los argumentos del amo. Para las mentes sencillas siempre fue mucho más fácil comprender mensajes claros, contundentes, directos y radicales que los complejos y entreverados que reflejan con más aproximación la realidad y dificultad de las cosas. En la naturaleza no existe ni el blanco ni el negro, todo son gamas que desarrollan el catálogo del arco iris.
Debemos esmerarnos en intentar leer entre líneas y a largo plazo cada noticia diaria. No podemos bajar la guardia, nuestra integridad democrática está en juego, por supuesto también la esperanza de paz para este país. «Diario Palentino, 3 de diciembre de 2006»