«La carrera contra reloj para aplicar la nueva Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género pretende recuperar en poco tiempo la deliberada dejadez de los anteriores gobiernos conservadores»
Las fechas señaladas existen para dar un toque de atención sobre determinados aspectos a resaltar en la conciencia humana. Cada año, inexorablemente, se repiten una y otra vez el Día del Hambre, del Cáncer, del Sida, de la Infancia, de los Derechos Humanos, de la Violencia de Género, de la Mujer Trabajadora, etc.
No existe, en cambio, una fecha señalada para celebrar el Día del Hombre porque parece que no hace falta reclamar derechos para el hombre en su condición de varón-macho de la raza humana. Si existe, y merecidamente, el genérico día del Trabajo pero no referido a hombres o mujeres, no hay resalte de género en esta conmemoración, la reivindicación se orienta a la mejora de las condiciones de la clase social trabajadora.
Sin embargo tenemos que continuar celebrando un Día de la Mujer Trabajadora, y reitero y como siempre recalco: ¿ Es que hay alguna mujer que no sea trabajadora? ¿ Y el Día contra la Violencia de Género? ¿ Cuántos hombres maltratados por mujeres hay? ¿ Y viceversa? ¿ Dónde está el problema en el quantum o en la cualidad del origen psicológico de la violencia?
Desde determinados sectores de la sociedad se vive el día 8 de marzo como algo tan pasajero como ineludible. Una inmensa mayoría de personas ni se entera, mientras que otros/otras lo soportan provistos de condescendencia y desinterés. Laissez faire, laissez-passer. Son muy pocas las personas verdaderamente concienciadas que dan un paso, aunque sea testimonial, para decir: » Estoy aquí y protesto».
La carrera de la igualdad no puede ir avanzando a trompicones como está ocurriendo en los países democráticos cuando el gobierno pasa a manos de los conservadores. El parón de esos periodos conlleva luego un importante retraso, si no una regresión, en las aplicaciones prácticas para la igualdad. Para ejemplo sirva por cercano el caso de España. La carrera contra reloj para aplicar la nueva Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género pretende recuperar en poco tiempo la deliberada dejadez de los anteriores gobiernos conservadores . Si no se siembra en tiempo, al año siguiente no se puede recoger cosecha.
Pero son tantos los puntos que tocar en la cuestión de la igualdad de oportunidades, que la reivindicación no se agota en la prevención y subsanación de la violencia, ni en la denuncia pertinaz de la discriminación en el trabajo, ni en el manido tema de la dedicación por sexos a las tareas del hogar, ni en la educación de las primeras edades en el ámbito familiar, ni en ….. Es un cúmulo interminable de aspectos, tantos y tan complejos como puede ser el resultado de lo hecho por una humanidad que lleva pateando el planeta tierra desde hace un millón de años.
La marginación de las mujeres asoma por doquier. Más o menos camuflada, en uno u otro grado, pero subsiste. Desde luego no es lo mismo vivir debajo de un burqa que aguantar los deslices verbales de un marido malcriado en el paternalismo, no es lo mismo estar subyugadas en la esclavitud, la violencia y el dominio de los varones de la familia que tener, al menos a efectos teóricos, todos los derechos iguales y escritos. Hay distancias. A dos tercios de las mujeres del mundo todavía les queda un abismo por conquistar.
Y como para ejemplo un botón, hagamos prácticas de comprobación. Tómese un día cualquiera, la prensa cotidiana, sea radio, televisión o propiamente prensa escrita, y contemos a sus protagonistas por razón del género. Mesas de encuentro, congresos, órganos públicos o privados, en la foto, en la presidencia o en el uso de la palabra, opinando, decidiendo, declarando y proponiendo. Y después de este saludable recuento concluyamos cual es la proporción hombre-mujer ¿ochenta-veinte?. Hay días que ni se llega a esa razón. Por lo que, sin temor a equivocarnos y por desgracia, tenemos que deducir que todavía nos quedan muchos años de celebraciones conmemorativas del Día de la Mujer. «Carrión, 1 de marzo d 2005″